RECHAZAMOS EL USO DE LA CALUMNIA, LA AGRESIÓN, LA CENSURA DE DOCUMENTOS O IDEAS Y LA EXPULSIÓN DE LOS ORGANISMOS SINDICALES PARA ATACAR A LOS QUE DISCREPAN CON LA DIRIGENCIA DEL SUTEP-CONARE
Ante los siguientes hechos:
El viernes 25 de
octubre se realizó una reunión de un grupo de miembros del SUTEP CONARE Ucayali.
En ella los dirigentes Miguel Gaviria, Abel Vásquez y el dirigente nacional del
CONARE Arquímedes Rivadeneyra, lanzando una serie de infundios contra las profesoras
Blanca Cano y Suliana
Talaverano, las acusaron de “traidoras”,
y luego, sin permitirles defenderse, plantearon e hicieron “votar” su
“expulsión” del sindicato, al mismo tiempo que incitaban a los presentes a agredirlas
físicamente.
La acusación de “traición”
utiliza como “prueba” la distribución de un folleto (que se puede ver en http://magisterioenlucha.blogspot.com/) donde
se informa y critica la forma burocrática como se condujo el Congreso del SUTEP
CONARE realizado el pasado mes de agosto en Huancayo.
Las cras.
“expulsadas” tienen una reconocida trayectoria intachable como activistas y
luchadoras leales al sindicato. Estuvieron, por ejemplo, al frente de la huelga
de junio-agosto del 2012 junto a miles de docentes. Como no existe contra ellas
ninguna prueba de “traición”, es evidente que estamos ante una calumnia y un
atropello incalificables contra los derechos democráticos de dos cras.
luchadoras de base, método con el que se pretende silenciar su opinión y
crítica desde la actual conducción del SUTEP CONARE.
Declaramos:
Nuestro enérgico
rechazo a la expulsión de las cras. Blanca Cano y Suliana Talaverano del CONARE
Sutep Ucayali, y nuestra demanda de inmediata restitución de sus derechos
sindicales.
Consideramos que
el clasismo debe significar la superación práctica y efectiva de los derechos
democráticos formales que garantiza el sistema político imperante y su
Constitución, como la libertad de pensamiento, crítica, el derecho de defensa y
la protección ante la calumnia.
El uso de la
censura de documentos o ideas, de la agresión verbal y física, de la amenaza,
la calumnia y la expulsión como recursos para atacar o eliminar a los que
critican, más aún si son realizados por dirigentes contra miembros de base
utilizando el poder de sus cargos, son absolutamente incompatibles con los
principios y la tradición del sindicalismo democrático y de clase, y por tanto
los rechazamos y rechazamos a los que los utilizan, especialmente si son dirigentes.
Son traidores
los que se pasan al campo enemigo y traicionan la lucha, no los que critican a
los dirigentes. El arma de la crítica es parte de la lucha de ideas que
contribuye al fortalecimiento de la organización sindical, y debe ser defendida
como garantía de su carácter democrático y de las garantías democráticas que
debe tener todo miembro de la organización, porque sobre esta base se construye
la confianza y la unidad de los trabajadores para la lucha. Los métodos
dirigidos a silenciar la crítica al interior del sindicato, como el que acá
rechazamos, infligen profundos daños y pueden terminar destruyendo a la
organización, y constituyen un mal ejemplo para toda la clase trabajadora.
Nuestra irrestricta defensa de la libertad de opinión
y crítica en las organizaciones sindicales, y nuestro enfático rechazo al uso
de la calumnia, la agresión verbal y física, de las amenazas, la censura y de
la expulsión, lo hacemos en el marco de la defensa del carácter democrático y
de frente único que deben caracterizar a las organizaciones sindicales, y sobre
cuya base debe forjarse la más férrea unidad de los trabajadores para la lucha implacable
contra la patronal, por nuestras reivindicaciones y para avanzar hacia la
conquista de nuestras más ansiadas aspiraciones.